El Diamante Como Legado
De una generación a otra, el diamante ha cobrado un aire familiar. Desde el principio de su carrera en 1972, André Messika, figura destacada del negocio internacional del diamante, envolvió la infancia de su hija en espléndidos sueños y viajes a la búsqueda de gemas extraordinarias. Encandilada por el brillo de diamantes legendarios desde su más temprana edad y empujada por el amor que le despiertan estas piedras preciosas, Valérie Messika se fue fraguando un camino engastado de diamantes a través del mundo extremadamente reservado de la Alta Joyería. He nacido para mirar las entrañas del diamante, afirma Valérie Messika. "Tengo la mirada entrenada para detectar el detalle más nimio, las sombras más sutiles y las características más imperceptibles". Padre e hija, dos facetas de una misma pasión única por la piedra eterna.
Imaginar. Soñar. Crear.
Valérie Messika convierte su pasión en el eje de todas sus creaciones. De manera instintiva, cada diamante le inspira un estilo o un diseño únicos, de la emoción depende la montura que imagine al ver la gema. Formas, motivos y técnicas se seleccionan según el criterio imperante de realzar el carácter único, la calidad, el tamaño, la pureza y los matices del diamante.

Matices de Colores
Un amarillo incandescente enciende una talla pera, una talla esmeralda u ovalada de extraordinario color blanco, un fascinante rosa se esculpe en forma de corazón, otra piedra talla pera se sublima con un azul jean...
Milagros de la Naturaleza
Las variaciones cromáticas en torno al diamante han constituido desde siempre la esencia del legado de Messika. Un savoir-faire excepcional que hoy ilustran estos tesoros de la naturaleza engastados en el corazón mismo de las creaciones de la Alta Joyería de la Maison.
